Emmanuel Macron se inscribe entre los nombres recientes de la política mundial como Justin Trudeau. Joven, tecnócrata y con una historia por demás interesante, podría llegar a ser el próximo Presidente de Francia en la elecciones del 7 de mayo en las que compite desde su recién nacido partido "En Marcha" contra la ultraderechista Marine Le Pen, del clásico "Frente Nacional".
Macron nació en Amiens, ciudad norteña que puso fin a la guerra franco - británica, en el seno de una familia de médicos y se educó en un liceo jesuita donde conoció a la que ahora es su esposa, Brigitte Trogneux, en ese entonces su profesora de artes dramáticas, 25 años mayor que él. Cuando Macron la conoció, Brigitte estaba casada y ya tenía 3 hijos. Luego de un largo divorcio volvieron a reunirse y en el 2007 se casaron. Actualmente, los hijos de ella ya le dieron 7 nietos a la pareja, lo que hace a Macron el abuelo más joven de la política francesa.
Si bien es conocido por su trayectoria en el sector macroeconómico y bancario (antes de su ingreso a la política trabajó para el banco de los Rothschild), Macron no es economista, sino filósofo de la Universidad de Paris - Nanterre, con una especialidad en Ciencia Política en el Instituto de Estudios Políticos de Paris. Su paso por la Escuela de Administración Nacional - ENA lo llevó a interesarse por la gestión pública.
Durante el gobierno de Nicolas Sarkozy, Macron realizó varios estudios sobre crecimiento económico que lo hicieron conocido en el ámbito académico y político, desde donde amigos cercanos al círculo de Francois Hollande lo reclutaron una vez que el partido socialista ganara las elecciones. Macron le construyó los discursos más potentes en materia económica a Hollande, quien, luego de darle cargos de mando medio, le asignó el cargo de Ministro de Economía, el más importante del gabinete a pesar de su juventud e inexperiencia en el Estado. Los opositores vieron en él al responsable del viraje ideológico - político de un Hollande que ya no parecía distinto a su predecesor derechista, Sarkozy.
En el 2016 se retira del gabinete y decide crear "En Marcha", plataforma política desde donde impulsaría su carrera al Elíseo. El nuevo partido tuvo gran presencia en las redes emulando la campaña de Barack Obama.
Las elecciones francesas despegaron con un favorito indiscutible, Francois Fillon, proveniente de "Los Republicanos", el partido de Nicolás Sarkozy, a quien sacó de carrera para emerger como el único aspirante de la derecha francesa al Elíseo y el freno perfecto para quitarle popularidad a Marine Le Pen. La historia sería otra. Fillon sería acusado de desvío de fondos públicos y nepotismo a favor de su esposa y se desinfló rápidamente en las encuestas. Ante la falta de una opción de derecha moderada próxima al centrismo, y el ascenso de los izquierdistas Melenchon y Hamon, Macron sube en las encuestas y logra superar a Le Pen en algunas de ellas durante las semanas previas a las elecciones generales.
Macron, quien ha dicho de si mismo ser un liberal económico con sensibilidad social, se considera centrista, europeísta defensor de la UE, reformista en temas inmigratorios con un mayor control sin llegar al extremo de Le Pen y postula desde su partido el regreso al servicio militar obligatorio por un mes. En materia macroeconómica el posible nuevo Presidente francés pretende bajar los impuestos a las empresas para atraer a los inversionistas luego de que huyeran con la gestión de Hollande y la inseguridad que el islamismo radical llevó a Paris. Asimismo, prevé recortar el inmenso cuerpo administrativo estatal y ya puso en la mira algunos puestos mal diseñados. Toda esta revolución administrativa tiene un porqué: poner énfasis en la seguridad y crear 10 mil nuevos puestos en la policía.
De ganar las elecciones, Macron se enfrenta a una economía debilitada y a un escenario geopolítico difícil. Francois Hollande, el más impopular de los Presidentes de la V Republica, deja una Francia con un 1.3 % de crecimiento económico, mucho menor que el 3% de crecimiento anual español. El desempleo ronda el 10%, muy por encima de su vecina Alemania con un 4%. El país galo tiene ahora un millón de nuevos pobres y estos tienen el rostro femenino, inmigrante y joven lo que ya ha ocasionado una serie de protestas en el país.
Con el 23.86% de los votos en primera vuelta (y casi la totalidad de votos en el extranjero), Macron tiene por delante el reto de convencer a la Francia dura que votó por Melenchon y de quitarle seguidores a Le Pen con un discurso de centro, atrayendo los extremos a su cauce en un momento en el que la identidad francesa está más en juego que nunca. Estas elecciones han sido las más dramáticas de la historia francesa reciente, llevándose a cabo 3 días después del último de una serie de atentados, causados por hijos de inmigrantes musulmanes, que vienen sacudiendo Francia en los últimos años.
El 7 de mayo será clave para la sociedad francesa. Ese día los franceses decidirán si siguen un modelo populista que llevó al poder a Trump en Estados Unidos o le niegan el acceso a la ultraderecha como en las recientes elecciones en Holanda y Austria.
Asegurándose los votos de los apáticos jóvenes franceses, Macron ha dicho que no quiere hacer carrera política y que no se ve más de 15 años en la función pública, distanciándose de los dinosaurios políticos galos. Sin embargo, la historia de Francia ha demostrado que quince años no son suficientes para cambiar las cosas.
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