Más de 11 mil muertos ha dejado la epidemia de Ébola en África. El horror de esta tragedia ha conmocionado a la comunidad internacional que ahora se siente vulnerable ante un virus letal y desconocido que, sin embargo, ya había cobrado centenares de vidas desde 1976.
La migración del virus a España y Estados Unidos con los casos conocidos en las últimas semanas ha puesto en alerta a los sistemas médicos de todo el mundo. ¿Qué es el Ébola y qué tan preparados estamos ante la irrupción del mortal virus en otras zonas del mundo?. El Dr. Salomón Jabiles Eskenazi* nos detalla en la siguiente entrevista las características del mortal virus, el contexto en el que se desarrolla actualmente su expansión y las medidas a tomar en caso de un brote regional de esta enfermedad.
¿Qué es el ébola?
El ébola es un virus detectado por primera vez en 1976 cerca al rio ébola, en la Republica Democrática del Congo , de ahí su nombre, cuya infección se caracteriza por presentar un alto nivel de contagiosidad y una alta tasa de mortalidad (varía desde un 70% hasta un 90% de los infectados).
La infección por este virus causa un cuadro conocido como Fiebre Hemorrágica, que se presenta como una enfermedad aguda, grave, que se caracteriza por la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta, lo cual va seguido de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática y, casi siempre, hemorragias internas y externas. La persona infectada fallece, en promedio, luego de una semana desde la aparición de los síntomas, y generalmente es producto de la perdida generalizada de sangre.
Esta enfermedad tiene una tasa de mortalidad del 90% ¿Qué hace tan letal a este virus que ya cuenta con más de 4 mil víctimas en África?
La infección por este virus es tan letal por una serie de motivos; se debe considerar en primer lugar, la agresividad del cuadro clínico que produce; al atacar a las células de los vasos sanguíneos de todo el organismo, así como también a las células del sistema inmunológico, ocasiona un daño generalizado y catastrófico en prácticamente todos los órganos del cuerpo (principalmente al hígado), llevando finalmente a la muerte de la persona infectada.
También debemos considerar la alta contagiosidad que tiene, es decir, la ´facilidad´ que existe para contagiarse este virus si se tiene contacto con alguna persona infectada, algún animal, reservorio natural de este virus (murciélagos y/o primates) o inclusive con los cadáveres de ellos.
Y por último, su letalidad está en relación con la carencia de tratamientos efectivos y la ausencia de vacunas para prevenir su transmisión.
En resumen, la alta mortalidad de este virus se debe a sus propias características virológicas (virus muy agresivo), su alta contagiosidad (múltiples vías de contagio) y la ausencia de tratamientos específicos y vacunas para humanos y animales (difícil control epidemiológico).
Desde su aparición en 1976 poco se ha hecho por encontrar una vacuna para este virus. ¿Podría pasar lo mismo que ha sucedido con el Sida, que lleva décadas en estudios sin cura definitiva?
Actualmente no existe tratamiento específico para curar esta infección ni tampoco vacunas para prevenirla. Ha habido intentos, algunos prometedores, con algunas vacunas probadas con animales en los últimos meses, logrando curación en un grupo de primates, pero aun no disponibles para uso humano. En la medida que se vaya conociendo más a profundidad este virus, se tendrá claro si el potencial para desarrollo de vacunas es real. Los estudios a la fecha hablan de una posibilidad no muy alejada.
Lamentablemente, no es novedad que los esfuerzos por encontrar agentes preventivos y curativos de ciertas enfermedades infecciosas se redoblan cuando estas infecciones llegan a Europa y América, lo que habla de una cuenta pendiente que todos nosotros, como sociedad, tenemos con los pueblos africanos.
La diferencia con el VIH, es que el ébola genera una infección extremadamente letal en muy poco tiempo, por lo tanto, la cantidad de contagios potenciales que tiene una persona infectada es mucho menor que la del VIH –donde una persona infectada tiene décadas con la posibilidad de contagiar personas. Otra diferencia importante en cuanto al posible desarrollo de vacunas, se da a nivel microbiológico; el VIH y el ébola son virus que, como la mayor parte de los Virus, utilizan los mecanismos de las células del huésped (en este caso el humano) para reproducirse y destruir dichas células, es decir, secuestran la maquinaria de nuestras propias células para reproducirse y destruirlas. Ahora bien, el VIH ataca principalmente a un tipo de célula del sistema inmunológico quedando latente o dormido por muchos años antes de empezar con la destrucción masiva de estas, a diferencia del Ebola, que, aparentemente, ataca una variedad mayor de células de múltiples órganos, y genera la destrucción de las mismas rápidamente.
Finalmente, el HIV es un virus con una alta tasa de mutaciones en su carga genética, lo que dificulta mucho el desarrollo de vacunas ya que, al mutar tanto, la vacuna que sirve hoy no servirá mañana.
Como ocurre con el VIH, ¿es posible que una persona desarrolle el ébola y lo pueda transmitir sin sufrir la enfermedad?
No. La infección se debe al contacto con sangre, vómitos o deposiciones de personas con síntomas muy claros de la enfermedad. No hay transmisión desde los infectados que están asintomáticos. Es decir, a la fecha, no se ha reportado casos de portadores sanos.
Tras el sacrificio del perro de la enfermera contagiada con ébola en España, cabe preguntarse si los animales pueden transmitirlo directamente al hombre. De ser así, esto elevaría la magnitud del contagio. ¿Existe esa probabilidad?
El virus del ébola se introduce en la población humana por contacto estrecho con órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de animales infectados. En África se han documentado casos de infección asociados a la manipulación de chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros, monos, antílopes y puercoespines infectados que se habían encontrado muertos o enfermos en la selva.
Posteriormente, el virus se propaga en la comunidad mediante la transmisión de persona a persona, por contacto directo (a través de las membranas mucosas o de heridas en la piel) con órganos, sangre, secreciones, u otros líquidos corporales de personas infectadas, o por contacto indirecto con materiales contaminados por dichos líquidos.
El contacto con cadáveres de humanos y animales fallecidos por la infección, también son formas de contagio. Los hombres pueden seguir transmitiendo el virus por el semen hasta siete semanas después de la recuperación clínica.
Para reducir el riesgo de transmisión al ser humano es necesario colocar en estricta cuarentena a aquellos animales que hayan tenido contacto cercano con personas infectadas. La restricción o prohibición del movimiento de animales de las granjas infectadas a otras zonas puede reducir la propagación de la enfermedad.
Si bien el virus no se contagia por el ambiente, si lo hace a través de fluidos tan naturales como el sudor, lo que lo hace más peligroso aun. De tener a una persona infectada en casa queda prohibido el contacto físico con esta persona, cómo reaccionar ante un caso así donde no se puede ni cargar al infectado para llevarlo a hospital.
Siendo un virus tan contagioso, ante la sospecha de estar frente a una persona enferma, lo primero que se debe hacer es alertar a las autoridades del Ministerio de Salud. Lamentablemente no tenemos un sistema automatizado capaz de responder a un brote de ébola rápida y eficazmente, ya que el primer caso confirmado de ébola fuera de África se dio recién este año en España, lo que habla de la falta de experiencia en el manejo de estas situaciones.
Lo que se busca es reducir el riesgo de transmisión de persona a persona a consecuencia del contacto directo o estrecho con pacientes infectados, especialmente con sus líquidos corporales. Hay que evitar el contacto físico estrecho con pacientes con la infección y utilizar guantes y equipo de protección personal adecuado para atender a los enfermos en el hogar. Es necesario lavarse las manos con regularidad tras visitar a enfermos en el hospital, así como después de cuidar a enfermos en el hogar.
A estos casos sospechosos y a sus contactos directos, es necesario ponerlos en situación de cuarentena, esto es, de aislamiento absoluto, hasta confirmar o descartar la presencia del virus, para así prevenir la transmisión.
Sólo han existido casos aislados fuera de África en España y estados Unidos, sin embargo la prensa advierte de la casi inminente posibilidad de que esto se vuelva una pandemia global. ¿Existe tal riesgo con tan sólo 3 casos fuera de África a nivel mundial?
En realidad estamos viviendo una suerte de crisis de pánico, en buena parte por el amarillismo de ciertos medios.
Como mencione antes, el ébola, se presenta en brotes de corta duración. Esto se da por la letalidad tan alta a la que conlleva esta infección, lo que hace difícil que se disemine de manera global y genere un pandemia mundial como ya se oye en algunos medios. Para ponerlo de manera clara y algo brusca: esta infección mata tan rápido que no da tiempo para que la persona contagiada pueda diseminar mucho la infección. Por eso son tan importantes las medidas y políticas de control y prevención de la transmisión de esta terrible infección.
*El Dr. Salomón Jabiles, egresado de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, es Médico Clínico de la Clínica Javier Prado y Director Médico de Medicis - Centro Médico.
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